jueves, 29 de marzo de 2012

Comida rápida y depresión

Según dos estudios se vincula  la alimentación basada en la comida rápida y el riesgo de sufrir estados depresivos. La investigación se publicó en la revista Public Health Nutrition.



Una de las autoras del estudio, Almudena Sánchez-Villegas, señaló: "cuanta más comida rápida se consume, mayor es el riesgo de depresión".  Quienes consumen comida rápida presentan un incremento del riesgo de desarrollar depresión del 51 por ciento mayor respecto a aquellos que no se alimentan de este tipo de comida.

¿Qué dicen los estudios?

En un primer análisis publicado el pasado año en al revista PLoS One se analizaron 12.059 personas durante seis años, cuantificándose un incremento del riesgo de depresión del 42 por ciento. En este nuevo trabajo realizado sobre 8.964 personas que nunca habían tenido depresión, dentro del proyecto de Seguimiento Universidad de Navarra, los resultados han sido todavía más extremos. Como apuntan los resultados entre todos los participantes en el análisis, al cabo de una media de seis años, 493 fueron diagnosticados de depresión o comenzaron a tomar antidepresivos. O lo que es lo mismo, un incremento del 51 por ciento respecto a quienes no tomaban comida rápida.

Según el análisis, quienes ingerían más comida rápida son más propensos  a estar solteros, ser menos activos y tener un "patrón dietético peor" apuntan desde SINC. Además, según los investigadores, el consumo de tabaco y el mayor volumen de trabajo eran otras características destacadas de las personas que consumían más comida de este tipo.

El estrés crónico desencadena la producción y acumulación de agregados insolubles de proteínas tau en las células cerebrales asociadas al Alzheimer


La exposición y / o sensibilidad al estrés han estado implicados como factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Aunque la base de tal relación aún no está clara, según informan investigadores de la Universidad de California en San Diego, en un estudio que se publica en la revista PNAS, el estrés crónico desencadena la producción y acumulación de agregados insolubles de proteínas tau en las células cerebrales de los ratones.

Los agregados de proteínas son similares a los ovillos neurofibrilares. El director de la investigación, Robert A. Rissman, profesor de Neurociencias de Universidad de California, ha afirmado que los hallazgos podrían explicar, en parte, por qué los estudios clínicos han encontrado un fuerte vínculo entre las personas propensas al estrés y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, que representa hasta el 95 por ciento de todos los casos en los humanos.

"En los modelos de ratones encontramos que los episodios repetidos de tensión emocional, comparables a los que los humanos pueden experimentar en la vida ordinaria, dan lugar a la fosforilación, y a una solubilidad alterada de las proteínas tau en las neuronas".

lunes, 26 de marzo de 2012

Humor "a la vena"

   

La meditación trascendental: Nuevos hallazgos

El secreto para vivir en paz con uno mismo: transformar nuestra mente para mejorar la adaptación a los eventos estresantes. "Siempre pensamos que el problema está afuera, y tratamos de cambiar lo externo, sin preocuparnos de lo interno (nuestra mente)" como señala una monje budista Guen Chokga de un centro en España. Por ejemplo, si tu auto tiene una falla mecánica, el orígen del problema que al dueño le causa esa avería, no es la falla mecánica en sí, sino como lo asume su "mente". 

La meditación ayuda a adiestrar a esa "mente" para mejorar la adaptación al estrés, y con ello disminuir o evitar los síntomas psíquicos, psicosomáticos, físicos, etc.

Hasta aquí la teoría o las creencias ancestrales de nuestros amigos budistas, uno lo puede creer o no, va a depender de si uno lo ha practicado. Yo por lo menos asistí a un templo budista en Chiang Mai, estuve ahí  con mi esposa y unos amigos, estuvimos casi todo un día, incluso durmiendo en habitaciones destinadas a los monjes, cero comodidades, las camas de media plaza, parecían de palo, las almohadas tiesas, desayuno: sopa tailandesa, arroz, té, café y un par de galletas. Ahh,... se me olvidaba y el voto de silencio.
La resultado de la experiencia: sensación de  "paz", "desaceleración", sensación de completud, satisfacción, desconexión, etc.


Aquí algunos resultados de investigaciones acerca de la meditación y sus beneficios:


La corteza cerebral es la capa más externa del tejido neuronal del cerebro, es relevante en las funciones cognitivas como la atención, concentración y memoria.


La girificación o pliegues cerebrales, permiten el procesamiento neuronal. Mientras más surcos hayan mayor será la capacidad para procesar la información.

Según un estudio en la Universidad de California en Los Angeles, se analizaron escáneres cerebrales de 100 personas, la mitad de ellos practicantes de meditación Samatha, Vipasana o Zen, con una media de 20 años.




Los círculos en rojo indican dónde se produjo el máximo efecto de la meditación en el cerebro. Imagen superior: Mayor girificación de las personas que meditaban, en comparación con las personas que no lo hacían. Imagen inferior: Relación positiva entre la girificación y el número de años meditando. Fuente: UCLA.

Las personas que meditan más tienen más pliegues en la corteza cerebral, lo que hace que sus cerebros procesen la información más rápidamente que los cerebros que no meditan.


Meditar por años, aumenta el grosor del cerebro y las conexiones neuronales.

jueves, 15 de marzo de 2012

Analizantes experimentados

Aquí va un artículo que encontré en un blog hace un rato después de unas horas de insomnio, ¿este síntoma algo querrá decir?.....

Una invitación a la reflexión.....


Analizantes experimentados

Publicado el 23 noviembre 2011 por Monpalentina por Fernando Martín Aduriz

Es una expresión que no se me va de la cabeza: analizantes experimentados. La he leído en un libro sobre adolescentes que estoy compilando, y ha sido tan importante que la he llevado al prólogo de ese mismo libro. Analizantes experimentados. Me explicaré. Soy psicoanalista. Recibo a gentes de los más variopintos lugares, aunque mi consulta se encuentra en Palencia, gentes de todas las edades, –ahora mismo en un arco que va desde los cinco años hasta los setenta–, y que presentan el más amplio catálogo sintomático: desde autistas a fóbicos, obsesivos, adolescentes difíciles, adoptados turbulentos, hiperactivos que no desean más píldoras, psicosis ordinarias, histerias graves, desamores, heteros y gays, y también mayores con deseos de saber más de sí. Esta práctica me acompaña en mi vida desde 1984.  
No sabría diferenciarme de esa experiencia de psicoanalista. Es verdad que he estudiado varias carreras y en tres Universidades diferentes, que he sido funcionario público cuando era muy joven, demasiado, pero me siento psicoanalista por encima de todo. Es verdad que escribo, y que cada día me siento mejor escribiendo, y que he publicado artículos, prólogos de libros y he sido coautor de algunos como por ejemplo del último, La sociedad de la vigilancia y sus criminales, (Gredos, Madrid, 2011), y es también cierto que dirijo una Revista regional de psicoanálisis y cultura, "Análisis", como lo que escribo con asiduidad en medios, especialmente en mi querido Diario Palentino, donde me publican desde hace ocho años mi columna semanal Vecinos ilustrados, pero tengo que decir que por encima de todo me considero psicoanalista. Y lacaniano. 
Ocurre que también me considero analizante. De hecho mi formación como psicoanalista ha experimentado grandes cambios, pero para seguir siendo analizante. Primero me analicé en Madrid en los ochenta y primeros noventa. Después desde 1999 y mensualmente en París. Cada mes emprendo el viaje desde Palencia, camino de mi querida Rue Saint Honoré donde me aguarda un trabajo de intensa lectura de mis páginas en blanco, de mis embustes. Allí coincido con analizantes de Italia, de Brasil, de Argentina, de Bélgica, de París...en la sala de espera de la consulta de mi psicoanalista, se produce un fugaz encuentro con gentes dispuestas a leer con ayuda de un buen traductor, en mi caso con uno de los psicoanalistas de quienes más he aprendido. Entonces, abandono por un momento ese ropaje de psicoanalista experimentado, que supuestamente porta un saber, una técnica, unos conocimientos, y me convierto en un analizante, alguien que acepta su descompletud, alguien que desea obtener la diferencia absoluta, lo que conlleva una soledad oceánica, un certificado de idiotez transitorio, un punto de juventud perpetua, y una apuesta por aceptar la infinita ignorancia en la que nos movemos. Desde ese punto de vista puede decirse que soy un analizante experimentado. 

El público profano quizá no sepa en qué consiste eso de analizarse. Alguno pensará que es ir a hacerse análisis clínicos, pero analizarse es una expresión que quiere decir que alguien acude a un psicoanalista, se recuesta en un diván, y trata de obtener algo útil para su vida de esa operación de desciframiento, usando para ello de ese dispositivo que ha hecho clásico en el cine un Woody Allen, o que ha ido pasando poco a poco a la cultura tras el descubrimiento freudiano del inconsciente.Analizarse, pues, no es ir al psicólogo o al psiquiatra. Se puede, claro, acudir a estos especialistas para obtener una medicación que ayude al malestar, para recibir unas pautas, para seguir un Plan de mejora, para superar una ansiedad, para suprimir una fobia, para oír algo que permita salir de un estado angustioso o insoportable, o para sobrellevar una mala temporada en la vida. Pero no creo que eso sea analizarse, pues la gran perdedora en esos casos en los que prima el abandono del molesto síntoma suele ser la verdad. No, no es analizarse ese tipo de prácticas. Pues eso, se sabe, dura un tiempo muy limitado, se recibe el consejo, la pauta, la pastilla, y en semanas, o en días, o cada cierto tiempo se acude a ese especialista, y se supone que cuando el síntoma se ha superado, no aprieta, no es intenso, no causa mucho sufrimiento propio o a los de alrededor, cuando el malestar no preside la vida, entonces se dice adiós al psicólogo o al psiquiatra. Pero eso no es analizarse. Para analizarse hay que acudir a un psicoanalista y que acepte formar un tándem en el que el analizante pone las palabras y el silencio, y el psicoanalista renuncie a ejercer el poder de sugestionar, prohibir, juzgar, aconsejar, orientar o cualquiera de las prácticas de ejercicio de un poder que desde tiempos inmemoriales han tenido las figuras de autoridad, se llamen como se llamen a lo largo de la historia. Analizarse es aceptar que el síntoma que nos molesta, que causa sufrimiento propio o a los de al lado, no es ajeno al sujeto, es decir, lejos de ser algo molesto que hay que erradicar cuanto antes, es portador de una cifra, es decir, es descifrable. Y un analizante experimentado puede decodificar ese mensaje. Por eso un analizante experimentado es alguien que acude a un psicoanalista durante un tiempo lo suficientemente intenso como para poder efectuar esta operación de desciframiento del mensaje implícito en ese su síntoma. En una palabra, que se sabe concernido subjetivamente en el síntoma del que se queja, y no se siente afectado. Hoy es fácil oír en los medios que existen los afectados. Se diría que es como un virus del cual cada sujeto no se siente responsable: son otros los responsables. Por eso se organizan asociaciones de afectados de los trastornos psicológicos más variados: afectados de ser comedores compulsivos, afectados de anorexia, afectados de alcoholismo, afectados de hiperactividad, o afectados de fibromialgia o de ludopatía o ansiedad. Y como se piensa que en todos estos casos la responsabilidad no es del sujeto sino de su herencia genética, de su cerebro, de su bioquímica, o de lo que es peor, de su error de razonamiento, resulta entonces que es normal que se pidan explicaciones y subvenciones al resto de la sociedad, comprensión empática, y un local para reunir grupos de afectados, que sintiéndose parte de un colectivo, logran identificarse mejor a su propio síntoma. Se sientan así las bases para no abandonarle nunca. Es un mal camino. Mientras no se acepte que en todos esos casos, en todas esas agrupaciones monosintomáticas, algo del propio sujeto está en juego, la más grande de las imposturas está en juego, porque cada quien sabe en su fuero interno, que eso del cual otros dicen que está afectado, eso, es un mensaje, tiene texto, se puede descifrar, tiene un momento de desencadenamiento, un día en que empieza, un segundo que marca un antes y un después. Y eso, ese síntoma molesto, dura tiempo, dura tanto que no permite no pensar que no haya un goce inconsciente comprometido. En una palabra que ese síntoma, el que sea, es subjetivo, es un mensaje, y es goce. Y eso lo sabe, mejor que nadie, un analizante experimentado. Por eso no juega con eso, no hace bromas. Acude cada mes, cada semana, a su sesión de psicoanálisis sabiendo que sus síntomas se mueven, aparecen y desaparecen como el Guadiana. Molestan y se hacen insoportables, tanto como un día se van para no volver, o logran callarse para dar paso al protagonismo del deseo vivo del sujeto. Un analizante experimentado es alguien que no se deja engañar por sus palabras. Hasta el punto de que acepta de buen grado cuando su analista, si es experimentado, suspende su sesión a poco de haberla iniciado. Porque sabe que puede hablar, hablar mucho, hablar y hablar, pero para no decir nada. Es el goce del bla, bla, bla, lo que llena las consultas de los psicólogos, de los psiquiatras, de los platós de televisión, de los blogs, de los medios. Un goce que consiste en hablar mucho para asegurarse de no decir nada de lo esencial. Siempre me gustó una frase de Lacan, de Jacques Lacan, mi autor favorito, el psicoanalista que nos enseñó a leer a Freud: «El inconsciente es ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado por un embuste: es el capítulo censurado. Pero la verdad puede volverse a encontrar; lo más a menudo ya está escrita en otra parte». Un embuste.

Eso es. Son los embustes los que nos impiden acceder a una posición subjetiva que no sea la del afectado. Un analizante experimentado trata de desenmascarar los embustes. "Lecturas de la página en blanco" es el título de un libro genial, cuyo autor, Miquel Bassols, psicoanalista barcelonés, va a venir a presentar a Palencia el próximo mes de mayo del 2012. Un libro que a muchos nos tiene encandilados por su precisión para captar el camino que hay que recorrer a fin de descifrar nuestra página en blanco, y que comienza así: «Detente un instante, estimado lector, ante la página en blanco, no la dejes pasar de largo con la excusa de que no significa nada, de que no hay nada que leer en ella». He pedido a varios lectores, analizantes experimentados la mayoría, que lean un capítulo de ese libro, –hay dieciséis– y que en ese próximo 18 de mayo de 2012, en Palencia, en Casa Junco, sede universitaria, puedan presentar al público un libro pensado para el público en general, y para analizantes experimentados, –de ayer, de hoy o analizantes futuros– en particular. Pues bien, en ese libro hay un capítulo, el nueve, que se titula “Cita”, y que es uno de los capítulos más breves, pero más elocuentes que he podido leer nunca en un libro, pues es un capítulo que contiene exclusivamente una cita, de Cortázar, y de su libro Historias de Cronopios y de Famas. Dice así: «En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres, muere». Ese capítulo representa mejor que ningún otro capítulo lo que trato de explicar hoy, aquí, al lector del blog Curiosón. Que cuando alguien penetra en sus páginas en blanco, y comienza la lectura, ya no hay retorno, empieza un análisis, comienza la experiencia analítica, y que si es bien guiado, si es bien acompañado por un psicoanalista experimentado, esto es, advertido de las trampas de la lectura de ese libro de tirada única que es el propio inconsciente, ya no podrá engañarse. Y que como se recuerda también en este libro de Bassols, citando una simple definición de lenguaje de José María Valverde: «Uno empieza una frase...y tiene que terminarla».Ese es el gran reto y el terrible secreto de un analizante experimentado, que sabe que tiene que concluir su relato, que sabe que su experiencia de analizante debería de servirle para dejar de serlo algún día. Que sabe que su oficio es temporal. Que es un trabajador en precario, un fijo discontinuo que sabe que transita por una experiencia que empieza y que acaba. Si hay muchas experiencias en nuestra vida francamente olvidables, la de analizarse es por el contrario una experiencia humana tan químicamente pura, que se torna una experiencia inolvidable. Y que no deberían perderse los vecinos ilustrados. Porque un lector empedernido, ávido, experimentado, es eso, en cierto modo, un analizante experimentado, lo sepa o no. Analizarse, lo tengo que decir, produce tantos efectos, cambia tanto el estilo de vida, las actitudes vitales, el sentido de la relación con los otros, que es una experiencia recomendable para casi todo el mundo, resultándome difícil agrupar en una clasificación a todos aquellos a quienes no recomendaría nunca un análisis, salvando los psicópatas y los imbéciles, se entiende, claro, me refiero al resto, a quienes ni son perversos, ni han decidido morir idiotas, a esos, mejor no despistarles. Pero desde luego, si algo he aprendido como analizante, como lector, y como psicoanalista, es que la experiencia del análisis si a algo se parece es a un viaje. Recuerdo aquí a Claudio Magris, y su brillante El infinito viajar, donde dice que es imposible emprender un viaje sin atravesar fronteras, –psicológicas, lingüísticas, sociales, geográficas,...– y eso requiere una cierta actitud de todo viajero. Pues bien, podríamos decir que la frontera que separa a un analizante experimentado de alguien que desconoce, aunque saber sabe, lo que bulle en su inconsciente es la frontera entre los curiosos y los que no lo son. Y todo lo que he escrito hasta aquí se justifica en esto, eso es lo que quería decir hoy y aquí para un Blog que se llama así,Curiosón

martes, 13 de marzo de 2012

La receta para conseguir una memoria de elefante

El ocho veces campeón mundial de memoria Dominic O'Brien desvela sus técnicas para retener y recordar datos con éxito


¿Te has preguntado alguna vez por qué te cuesta recordar un nombre o una fecha importante? ¿Te gustaría incrementar tu capacidad para retener datos? Si has respondido afirmativamente a estas dos cuestiones, te interesará saber que la memoria es como tu bíceps, si no lo entrenas diariamente, se atrofia. Y no hablamos sólo de «ejercicio» mental, también necesitarás una estrategia, voluntad, llevar una dieta adecuada, practicar algo de deporte, dormir bien y, sobre todo, concentración.


«El estrés es el peor enemigo de la memoria. Provoca frecuencias más rápidas en el cerebro cuando realmente lo que necesitas es ir más despacio, relajarte y centrarte en recordar la información», asegura  Dominic O'Brien, ocho veces campeón mundial de memoria y creador del «sistema Dominic», un método de codificación y asociación que aumenta la capacidad de tu cabeza para retener datos.
O'Brien, que ha plasmado sus conocimientos en el libro «Consigue una memoria asombrosa», afirma que la razón por la que nos cuesta recordar una cara o un cumpleaños es la «sobrecarga» de información a la que estamos expuestos hoy en día.
Entonces, ¿cuál es el secreto para conseguir una retentiva de elefante? «Se necesita la suficiente creatividad e imaginación para transformar la información que queremos recordar en personajes que nos resulten familiares», afirma este profesional británico de la mnemotecnia, que de niño sufrió dislexia y trastorno por déficit de atención. «Yo utilizo viajes conocidos, como una ruta alrededor de un campo de golf, para preservar el orden de la información, y luego identifico los números o cosas que quiero recordar con personas y acciones que aparecen en ese viaje», explica.
El mejor ejemplo de que su sistema funciona es la mención en el Libro Guinnes de los Récords que consiguió en 2002 por recordar una secuencia aleatoria de 2.808 cartas (54 barajas), después de ver cada carta una sola vez. Toda una proeza, especialmente para aquellos a los que nos cuesta recordar hasta la lista de la compra.

La mejor herramienta: una baraja

Pero como decíamos al principio, no se trata sólo de dominar un «método». En la dieta de este campeón no faltan los alimentos ricos en omega-3 (salmón, atún, caballa y frutos secos), omega-6 (aves, aguacate, semillas de lino y de calabaza), vitaminas B1, B5 y B12, antioxidantes, vitaminas A, C y E (moras, arándanos, brócoli, ciruelas, pasas, espinacas, fresas) y vitamina D procedente del sol. Además, practica ejercicio físico para oxigenar el cerebro y duerme una media de 6-7 horas diarias para mantener su mente despejada.

El autor, que tiene prohibida la entrada a los casinos de Las Vegas tras ganar una fortuna al blackjack aplicando su «sistema», asegura que estas técnicas son válidas tanto para estudiantes que quieren mejorar sus resultados como para personas mayores preocupadas por el estado de su memoria.
Si quieres ejercitar tu cerebro al máximo, la mejor herramienta, en palabras de O'Brien, es una baraja de cartas. «Cada vez que intentes memorizarla reforzarás las vías neuronales y mejorará el funcionamiento de todo su cerebro», asegura en el libro. No piensa lo mismo de los famosos videojuegos para «entrenar» la memoria: «La evidencia muestra que muchos de esos juegos simplemente mejoran tu capacidad de resolver esos mismos juegos».

Un consejo para los estudiantes

lunes, 12 de marzo de 2012

Depresión Mayor Refractaria al Tratamiento.



Se define como un episodio depresivo mayor que no ha mejorado al menos a dos tratamientos con antidepresivos usado a dosis terapéuticas por un periodo mínimo de 6 a 8 semanas.

Aproximadamente el 50% de los pacientes no alcanza una respuesta. Entre un 20 y 30% de los pacientes con depresión mayor presentan una resistencia a un primer antidepresivo. En el estudo STAR*D de un total de 2876 pacientes con diagnóstico de depresión moderada, sólo el 33% presentó una remisión con el primer antidepresivo a partir de la 8ª semana de tratamiento.

¿Qué puede provocar esta refractariedad al tratamiento antidepresivo? 

  • Mala elección del antidepresivo
  • Tratamiento con antidepresivo menor al indicado por el tratante
  • Dosis insuficientes
  • Dificultades farmacocinéticas: mala absorción, interacciones farmacológicas
  • Y una de las más frecuentes: incumplimiento de las indicaciones por parte del paciente
Predictores de mala respuesta a tratamiento antidepresivo
  • Primer episodio en edades tempranas (antes de los 20 años)
  • Más de 3 episodios depresivos previos
  • Depresión a edades tardías

Si se considera como meta de tratamiento de la depresión mayor lograr y mantener la remisión, cerca de un 60% de los pacientes no lo lograrían (Nemeroff, 2007).  Por lo cual, se mantienen síntomas depresivos residuales tales como insomnio, fatiga, ansiedad, dificultades cognitivas), que se asocia a mayor riesgo de recurrencia, cronicidad y deterioro del funcionamiento psicosocial y laboral (Fava M, 2003).

La respuesta al tratamiento antidepresivo empeora si se agregan:

  Comorbilidades como:

a) Enfermedades médicas
  • Hipotiroidismo, diabetes, VIH, cáncer, enfermedad cardiovascular
  • Fibromialgia, artritis reumatoídea
b) Trastornos psiquiátricos
  • Trastornos de ansiedad (trastorno de pánico, ansiedad generalizada, fobias)
  • Trastorno de personalidad
  • Trastorno por abuso y dependencia a OH y/o drogas
 Eventos estresantes: violencia intrafamiliar, enfermedades catastróficas de la pareja o hijo, cesantía, hostigamiento laboral, disfunción de pareja, etc.


TO BE CONTINUED...




sábado, 3 de marzo de 2012

Depresión Mayor

El Trastorno Depresivo Mayor es la segunda causa de discapacidad provocada por una enfermedad. Afecta aproximadamente al 17% de las personas a lo largo de sus vidas con un costo alto para el individuo y la sociedad. Alrededor del 20% de las depresiones persisten después de dos años y aproximadamente un tercio de todos los trastornos depresivos tendrá un curso crónico. En comparación con las enfermedades médicas, la Depresión Mayor provoca un deterioro mayor en la calidad de vidaAproximadamente el 15% de los pacientes depresivos se suicida durante un período de 10 a 20 años. Los medicamentos antidepresivos sigue siendo el pilar en el tratamiento de la depresión. 

Una revisión sistemática ha demostrado que los estudios randomizados de los nuevos antidepresivos en gran parte no son publicados si sus resultados son neutrales o negativos, (Turner et al., 2008). Cuando los resultados de los ensayos no publicados se han agregado a los publicados, los meta-análisis actualizados  mostraron un efecto beneficioso significativo leve,  en otros casos ningún beneficio adicional, (Kirsch et al., 2008). El meta-análisis mostró que los nuevos antidepresivos sólo se obtiene un pequeño efecto beneficioso en pacientes con depresión grave, (Kirsch et al., 2008). Sin embargo, los antidepresivos, como es sabido, disminuyen el riesgo de recaída en la Depresión Mayor. 

Los beneficios terapéuticos de los antidepresivos parecen ser limitados y esto plantea la pregunta de si existen otros tratamientos eficaces para esta grave enfermedad. 

La psicoterapia psicoanalítica es una de las más utilizadas en la actualidad.  Un meta-análisis examinó el efecto de la terapia psicodinámica en comparación con otros
tratamientos para la depresión, (Driessen et al., 2010). Los autores encontraron que la terapia psicodinámica en general, es un tratamiento efectivo para la depresión. 

¿Cuáles son los efectos beneficiosos y perjudiciales de la terapia psicodinámica frente a "ninguna intervención" en el tratamiento del trastorno depresivo mayor?

TO BE CONTINUED...